Como optometrista, creo que la salud visual de los niños es imprescindible para un buen desarrollo. Es frecuente reconocer y ocuparse de afecciones más evidentes, como las crónicas o aquellas más visibles. Sin embargo, muchas deficiencias visuales pueden pasar desapercibidas fácilmente como para que se acepten con demasiada facilidad dentro del estándar normal. Esto puede acarrear una serie de problemas que, con una detección precoz, podrían haberse evitado. Lo ideal es hacer revisiones anuales, sin embargo, aquí te traigo las edades clave para que puedas recomendar a tus pacientes los momentos en los que deben hacer una revisión de la visión sí o sí.
Los primeros años
Como optometristas es importante informar a los padres sobre la evolución de la visión y los hitos importantes que hay que alcanzar para cada edad. Es necesario vigilar y abordar adecuadamente cualquier posible problema desde el principio.
Normalmente, se recomienda recibir una primera revisión visual rutinaria en el primer año de vida. A continuación, debemos recomendar revisiones de mantenimiento anuales para el niño y, así, ayudar a llevar un seguimiento de cualquier problema visual que surja.
Sin embargo, podemos destacar algunos hitos importantes que hay que observar en el primer año de vida:
- El bebé debería comenzar a seguir los objetos de cerca a las 6-8 semanas, y empezará a extender la mano hacia ellos a los 3-4 meses.
- Además, el bebé debe mirar a los padres y sonreír a los 4-5 meses también.
Si estos hitos no se cumplen a tiempo, es recomendable la visita a un optometrista o profesional de la visión.
Años escolares sus primeros años de vida
Muchas familias esperan a que sus hijos empiecen el colegio para llevarlos a su primer examen visual. Es algo poco recomendable y puede suponer retrasos para el niño, en caso de que necesite gafas. Después de todo, se espera que el niño empiece a leer y a prestar atención a la pizarra en esos primeros años, por lo que necesita tener su visión preparada.
Se recomienda que los niños se sometan a otro examen a edades tempranas, en la etapa preescolar, antes de que comiencen el último año de infantil, y que después se realicen revisiones anualmente. Las vacaciones son un buen momento para hacerlo, ya que no interfiere con el colegio.
Algunos de los muchos problemas que pueden surgir son el exceso de juegos con el ordenador o pantallas, o de ver la televisión, las alergias, así como las migrañas, problemas de visión binocular y oculomotricidad, y otras señales de aviso como la torpeza o las dificultades para la comprensión lectora y el aprendizaje. Estos problemas o síntomas suelen resolverse mejor con la intervención temprana de un optometrista.
Adolescencia
Cuando un niño alcanza la adolescencia, a los 14 o 15 años, empieza a tener una mayor exigencia a nivel escolar, este es otro momento realmente importante para hacerse un examen visual, ya que la mayoría de los estudiantes pasan gran parte de su tiempo leyendo apuntes, libros de texto, y cada día más, el ordenador. El uso frecuente del ordenador y las nuevas formas de medios digitales son casi inevitables, al acercarse a estudios superiores, nos tenemos que asegurar de que estos pacientes tengan la mejor visión posible y se sientan cómodos en un entorno de aprendizaje.
La función del especialista
Como optometristas, nuestro trabajo consiste en fomentar los buenos hábitos y los controles rutinarios. Al detectar los problemas cuanto antes, podemos ocuparnos de ellos de forma proactiva, en lugar de reactiva.
También debemos hacer todo lo posible para proporcionar las herramientas y la información necesarias para que los niños y los padres comprendan la importancia del mantenimiento rutinario de la salud visual. Al relacionarnos con el niño, explicamos el proceso lo mejor posible para aliviar cualquier posible temor.
Utilizamos el equipo de diagnóstico personalizado, así como nuestros conocimientos, para obtener el mejor conocimiento posible de la salud visual del niño. También colaboramos con otros profesionales, como el pediatra del niño, los profesores, etc, para garantizar una comunicación adecuada de las necesidades de salud general del niño. Nuestra principal responsabilidad es asegurarnos de que el paciente reciba la mejor atención visual posible.
En conclusión
Los exámenes visuales infantiles pueden ser una parte importante pero pasada por alto dentro de la salud infantil. Aunque debemos de hacer revisiones anuales a nuestros pacientes, se pueden recalcar estos momentos clave en la vida de los niños para hacer revisiones visuales:
- En el primer año de vida para asegurarse de que está cumpliendo los hitos visuales de su desarrollo.
- Cuando alcance la edad preescolar y los primeros años de colegio.
- Antes de terminar el primer ciclo escolar, a los 7 u 8 años.
- En la adolescencia para garantizar que el niño pueda tener éxito en su entorno escolar y haya recompensado su mejor salud visual.
Como optometristas, nuestro trabajo consiste en fomentar los buenos hábitos y los exámenes rutinarios para mejorar el mantenimiento de la salud y reducir la posibilidad de problemas graves. La prevención es la clave para ello, por eso debemos siempre realizar revisiones anuales a nuestros pacientes, para ir acompañándolos a lo largo de su crecimiento y solucionar problemas antes de que aparezcan. ¡Trabajemos juntos por una mejor visión infantil!